“La perseverancia es uno de los pilares fundamentales en la vida”

16.04.2014

María Florencia Crudo es una apasionada del Karate. Tiene 27 años, es abogada, instructora y secretaria de una de las escuelas más importantes de la Argentina: la Asociación de Karate Do y Kobudo Renshukan, que preside actualmente el Sensei Mario Ramundo 

¿Cómo fueron tus comienzos en el Karate?

Fue en el año 1998, a los 11 años, cuando comencé mi práctica de Karate-Do Shorin Ryu Kyudokan con el Sensei Carlos Ostoich, en un gimnasio cercano a mi casa.

¿Habiendo tantas artes marciales, por qué elegiste Karate?

Durante mi niñez, mis padres me llevaron a practicar varias actividades deportivas, pero con ninguna lograba entusiasmarme, hasta que encontré el Karate-do. Lo que me apasionó fue que, a diferencia de un deporte, encontré un arte que integra el entrenamiento físico, mental y espiritual, con una fuerte búsqueda en la autosuperación a través de una disciplina marcial.

¿Quién fue el Sensei que te ha marcado en estos años de práctica?

Hay dos Maestros a quienes le estoy agradecida profundamente y que han marcado mi práctica y arte. Ellos son el Sensei Pedro Fattore y el Sensei Mario Ramundo. Sensei Pedro, sin dudas, era un gran practicante, Maestro y una excelente persona con un corazón enorme, abocado a difundir el Karate-Do tradicional okinawense. En todas sus enseñanzas transmitía su humildad, amor y pasión hacia el Karate-Do. Sensei Mario es mi actual Maestro de Karate-Do, y quien me inició en la práctica del Kobudo. Su profundidad en el conocimiento técnico me motiva a seguir aprendiendo, manteniendo el entusiasmo y el espíritu de principiante. Sus enseñanzas trascienden el Dojo, brindando siempre consejos y apoyo a todos sus alumnos. Hoy en día tengo el honor de poder llamarlo Maestro y practicar a su lado.

¿Cómo es la práctica tuya en la actualidad?

A lo largo de estos años encontré distintas dificultades que pude ir superando tanto como practicante como en mi rol de docente. Cuando comencé, tanto mi Sensei como mis compañeros eran en su gran mayoría hombres. Sin embargo, a lo largo de estos 16 años, muchas mujeres se han incorporado a la práctica, lo cual aporta otra mirada al arte y la enriquece enormemente. Femineidad, gracia y armonía son algunos de los aportes que la mujer tiene para brindar a este arte. Ahora bien, cuando empecé a mis 21 años a dictar clases, encontré varias dificultades por ser joven y principalmente por ser mujer. La primera dificultad fue lograr encontrar un lugar para enseñar, ya que en muchos gimnasios y salas daban por sentado que la enseñanza de Artes Marciales era en forma "exclusiva" de hombres, cerrándome así las puertas, sin darme siquiera la oportunidad de demostrar mi capacidad y vocación hacia la enseñanza. Luego, con el tiempo, logré superar ese prejuicio, lo cual fue un gran desafío, encontrando un lugar para poder enseñar donde no se me juzgue por ser mujer, sino por mi capacidad y responsabilidad a la hora de enseñar Karate-Do. Hoy en día dicto clases en dos Dojos, en los barrios de Caballito y Almagro, siendo mis alumnos en su gran mayoría varones de distintas edades, aunque muchas mujeres también se acercan debido a la confianza que les brinda tener una profesora mujer.

¿Cómo te definís como karateka?

Como una simple practicante que día a día se esfuerza para mejorar su técnica y comprensión del la Vía (DO). Desde el punto de vista técnico, trato de ser estilista, basando mi búsqueda en una práctica tradicional que se centra en el Kihon (técnica básica / fundamental) y Katas (formas) como método de aprendizaje, defensa personal, auto superación y crecimiento.

¿Quiénes son tus modelos o referentes en el ámbito del arte marcial?

En el ámbito marcial tengo varios referentes que me han marcado y guiado a lo largo de estos años. En primer lugar, Sensei Pedro Fattore, quien me abrió las puertas de su Dojo y me contagió su entusiasmo y pasión por el Karate-Do. También es un referente al romper con algunos esquemas del Sensei "serio y distante", toda vez que siempre se preocupaba por el bienestar de cada uno de sus alumnos, brindándonos su amistad.

En segundo lugar, Sensei Mario Ramundo es mi referente técnico por excelencia, a quien estoy muy agradecida por darme la posibilidad de transmitirme todo el bagaje técnico y disciplina marcial que su Maestro, Sensei Benito Higa, le transmitió a él. Asimismo, quisiera mencionar como un gran referente a Kaicho Minoru Higa, director técnico mundial de Shorin Ryu Kyudokan, a quien tuve la fortuna de poder conocer personalmente en el 2009 cuando viajé a Okinawa. En él encontré un Maestro amable, sencillo, cordial, dedicado a pleno a la difusión a nivel mundial del arte de sus ancestros. Es admirable como en cada clase y seminario que dicta, siempre esta junto a sus alumnos practicando a la par de ellos y con una fuerza y garra indescriptible. Por último, mi gran referente en las artes marciales es Hernán Brizuela, mi compañero de vida y del "DO". Su pasión por las artes marciales me incentiva a seguir aprendiendo día a día y a cultivar mi espíritu. Su apoyo incondicional y cada práctica que compartimos me ayuda a seguir creciendo como artista marcial en un sentido holístico.

¿Hace cuánto te dedicas a la enseñanza?

Hace seis años que comencé a dictar clases de Karate-Do con la ayuda de mi Senpai, Daniela Sanz, y mis padres, quienes me brindaron su total apoyo, así como también oficiaron de mis primeros alumnos. Asimismo Hernán Brizuela me aconsejó desde un primer momento en esta nueva etapa, la importancia de entrenar el doble de lo que venía haciendo, ya que dar clases es una gran responsabilidad.

¿Cómo sos como Sensei? ¿Que le inculcas a tus alumnos?

Soy una practicante del "Do", a quien le apasiona el Karate-Do y Kobudo. Me siento privilegiada de poder practicar y transmitir este arte que tanto me ha aportado en mi vida. A mis alumnos les inculco los valores que se transmiten con el Karate-Do, como el respeto mutuo, auto superación, cortesía, humildad, disciplina, esfuerzo y la necesidad de cultivar continuamente un espíritu noble, que rechace todo tipo de violencia.

¿Tu familia practica artes marciales?

Sí, mis padres empezaron a practicar al año que comencé mi práctica de Karate-Do, ya que quisieron conocer aquél arte que tanto me entusiasmaba. Luego, por distintos motivos, dejaron de practicar, retomando su entrenamiento en el 2008, cuando comencé a dictar clases, continuando hasta el día de hoy su práctica. Es un gusto tenerlos de alumnos y poder compartir en familia mi pasión.

¿Tuviste alguna vez alguna situación límite que pudiste superarla gracias a la práctica del Karate?

Si, he tenido algunas situaciones de agresión donde el Karate-Do se convirtió en la herramienta de defensa personal. Igualmente, el Karate-do me ha servido de guía y no necesariamente ante agresiones. Creo que en eso se focaliza el Dojo Kun, cuando dice: "Dojo ni Reisetsu o Shakaini Oyobusu Koto". Es decir, trasladar las enseñanzas del Dojo a la sociedad. El karate-do transciende el uso "marcial" para convertirse en un modo de vida.

¿Alguna anécdota que te haya marcado, relacionada con la actividad?

Sin lugar a dudas, el viaje que realicé en el 2009 a Okinawa fue para mí un sueño hecho realidad. Poder conocer "la Tierra del Karate-Do", sus orígenes y tradiciones fue uno de los mejores momentos de mi vida. Practicar en el Honbu Dojo Kyudokan, bajo la atenta mirada de Kaicho Minoru Higa y rodeada de un hermoso grupo de Maestros y compañeros, hicieron que fuera una experiencia inolvidable. Asimismo, ver a practicantes de una edad avanzada entrenando en el Dojo, fue algo hermoso y que me confirmó lo que había aprendido en "teoría" y es que el Karate-Do es para toda la vida.

¿El Karate en tu vida?

El Karate-Do es parte de mi vida, mi modo de vida. El Karate-Do me ha enseñado mucho, es así que cuando elegí el nombre de mi Dojo, luego de mucho pensar e investigar, elegí Nintai Dojo, ya que la perseverancia es uno de los pilares fundamentales en la vida, y me ha ayudado en mis estudios, en el trabajo y en la vida cotidiana.

¿Que objetivos te planteas en la vida y en el Arte Marcial?

Ser feliz, seguir entrenando, enseñando y poder, a través de este noble arte, ayudar a los demás, tal como me lo enseñaron el Sensei Pedro Fattore y Sensei Mario Ramundo.

LA PLATA HOCHI

Abril 2014